martes, 25 de noviembre de 2008

La sudadera

Llevo un año desde que me diagnosticaron y por más malos que sean los días por los que he pasado, puedo decir que nunca me han visto desarreglado.

¿Que superficial? No, pienso que eso va relacionado con cómo se siente uno y cómo asume su enfermedad. Creo que no hay mejor cosa que ver a una persona que tiene quimioterapia perfectamente arreglada diciéndole a la vida “Aquí estoy” esas mujeres que llegan con sus pelucas y perfectamente arregladas haciéndole pistola a los síntomas y a todo lo que sienten por dentro.

Lo digo yo que al principio de esto me adelgace mucho y luego lo de la parálisis facial y no quería verme al espejo y ahora que recuperé mi peso y algunos kilos mas me siento mejor, pero sigo con la parálisis. He vuelto a mirarme al espejo y a quererme como estoy en este momento y no como era antes.

Hace unos días vi en un centro comercial a un señor mayor que tenía alguna enfermedad, iba con la que parecía ser su hija y una enfermera, era notorio que al señor lo arreglaba alguien más. Estoy seguro que si estuviera bajo su decisión él jamás habría escogido lo que llevaba puesto.

La descripción es la siguiente: un señor de aproximadamente, 75 años o más, con un gorro de bebé un pantalón de sudadera, camiseta y pantuflas… caminando así por un centro comercial¡¡¡¡. No seamos tan miserables… por simple lógica yo de enfermera del señor lo vestiría con algo que lo cubra mas y lo proteja del frió.

No seamos presas de nuestra situación, todo con dignidad, si a mi me han visto en sudadera ha sido porque estuve en yoga, y ya.

No es que sea un pecado, y como dicen por ahí, nadie sabe con la sed que el otro bebe, pero creo que como nos veamos y nos arreglemos es reflejo de cómo asumimos nuestra enfermedad, si nos sentimos derrotados y que esto nos pudo nos dejamos vivir y nos descuidamos.

Hace unos días estaba en uno de los especialistas que me atiende y llegaron dos señoras operadas de los ojos, una sin bañar desarreglada y con una actitud de come m… bueno, la otra de la misma edad, sonriente, arreglada y bien, asumiendo su cirugía como se debe. Ese día las dos iban a control. Días después me las volví a encontrar a ambas, la desarreglada debía volver al quirófano por una complicación, en cambio la otra iba a su casa ya recuperada a retomar su vida.

Me refiero a que uno debe sentirse bien con uno mismo y asumir todo de la mejor forma posible, no dejarse apabullar por las situaciones de la vida, verse al espejo y convencerse que aunque uno no es Brad Pit o Nicole Kidman, uno tiene su encanto especial y aunque algunos renieguen de su belleza o la falta de la misma, todos tenemos un brillo interno que no debemos dejar perder.

No es cuestión de sobre arreglarnos y andar con lo último de la moda, es cuestión de bañarse, peinarse y ponerse la ropa de siempre y sentirse como nunca y ponerle la cara a la vida y pelear.

1 comentario:

Jairo A dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo. Así es como se debe afrontar la vida. Acuerdate de la abuela Mery, nunca, por muy enferma que estuviera, salió sin sus aretes y color en sus labios. Esa es la actitud. Por eso te admiro ve..... Un abrazo.